LA CASA

Redondeará su hostilidad el barrio

procurando secuestrar la luz de mis laberintos.

Silencios emergerán de ocultas conclusiones

Develadas al amparo de alguna cocina o algún patio

Y convertidas en ilustrada indiferencia

Pasarán por mi vereda ahuyentando gorriones.

Así transcurrirán veinte años.

O más.

Yo

Rodearé con mi cinta verdilúmina

Tu cintura ordinaria

Y sembraré tus anchos brazos

Para alcanzar la tarde con árboles y flores.

Me darás la gracia de una rama florecida

Y la risa de mis hijos en el agua

Y después

En el sillón hamaca

Sus sueños ebrios de oro.

Cobijarás el viaje de las palomas mensajeras

Y suavizarás los vientos y las sequías.

Tú envolverás mi vida

Distante

Y triste

Hasta que me parezca familiar el tiempo.

(de Construcciones) María Rosa Meléndez


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