Crónica de una Gruta

Quiere que le diga? El mejor albañil de Monte Quemado es don Julio Abet. Y el más paciente, mire. Se pasó en el patio del colegio todo el ardiente enero y sus colosales lluvias esperando que alguien le dijera qué era lo que tenía que hacer. Y así, recién en febrero, apareció el amigo que me ayudó a explicarme, como si hubiera leído mi mente (lo cual es muy difícil de por sí), y le dijo, trazando con un cascote de ladrillo, una enorme parábola en la pared:”  Mire, don Julio, esto es lo que quieren hacer acá. Así”. De esta manera, ambos empezaron a convocar a las piedras, una por una, sobre el enorme armazón de hierro. Las de las sierras cordobesas, rojas y deslumbrantes de mica; las salteñas, que trajo el Padre Gabriel del lecho del río, tan señoriales ellas; las de Pepe, grises y contundentes; las bellísimas lajas negras… Y entonces se agolparon las preguntas y las ideas de don Julio y de mi amigo, junto con las piedras…, créame, esta obra lleva los mil y un materiales que artista alguno  se pueda imaginar. Hasta que febrero se hacía corto y pedí ayuda  al Secretario de Obras Públicas, (mire el orgullo con que lo digo:” mi ex alumno”, Pichón, que tomó su celular como un príncipe y resolvió la situación con dos palabras. Él trajo a  los muchachos: a Miguel Ángel Mendoza, a Fredy Aranda, a Enrique Orellana, a Miguel Mansilla. Al principio, serios y distantes, como sin entender. Pero le aseguro que es cosa de la Virgen, que en pocos días, todos se mostraron dispuestos a ayudar y a construir entre risas y trabajo. Animados, laboriosos, buenos… Tanto, que el asado de despedida pareció una fiesta .

Por fin Don Verón, le cuento, instaló unas luces blancas, regalo de   María Teresa. Esa noche misma  iluminaron la gran cueva como la luna llena de Pascua.

Así, piedra a piedra, y sueño a sueño, llegó el momento especial. Viera con qué respeto y delicadeza, Abet  colocó la blanca y pequeña imagen de la Virgen de Lourdes. Claro, pues! ¡Ella era el centro de nuestro universo!

De esta manera se hizo realidad el emprendimiento, resultado de tantos aportes como son las y los chicos del profesorado,los profesores, Sonia y Mariela que anduvieron tras la rifa, recaudando de a poquito, con paciencia y tesón. Por eso la gruta se parece a nosotros, igualita. Porque estuvimos todos juntos como las piedras, de distinto color, diversas y originales, pero amalgamadas en la misión.

Por supuesto, una clara mañana apareció. Mire, de los que pasaban por allí, hasta los ojos de esos que en lugar de mirar espían, vio? Hasta los ojos de esos se ponían grandes. Era realmente bella, una gran artesanía, como dijo don Julio.

Pero faltaban las flores! Divinas flores correntinas trajo Mirna. Para más, Gabi, con su delicado temperamento, adornó el gran macetero que posa debajo de la Virgen, con jazmines celestes, como su manto, y algunas rositas rococó, que se asoman como pequeñas plegarias junto a los entrelazados ramos verdes .

El 11 de marzo, el día en que el Colegio “San Francisco Solano” celebre sus Bodas de Oro, será bendecida y entregada a la comunidad.  Con contenida emoción pensaré en aquellos franciscanos que vinieron de tan lejos trayendo este mensaje, me remontaré a los que, mirando los dulces ojos de María, elevarán esa súplica por aquel enfermo, por esta otra necesidad. Y contemplaré en mi corazón los ocasos que el Ángelus vestirá de misterio y rosa. Luego me iré despacio.

María Rosa Meléndez

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